lunes, 27 de febrero de 2012

LO QUE LE SUCEDIÓ A UN BURRO QUE ENVIDIABA A UN PERRO

Estaba hablando el conde Lucanor con su consejero, Patronio, y le dijo:
-Patronio, tengo un problema. A mi amigo, el rey le da de todo, pero a mí, no me da nada, ¿como puedo evitar esto?
Patronio, dándose cuenta de lo q pasaba, díjole:
-¿Tu sabes la fábula del burro y el perro?- el conde Lucanor le respondió negativmente, y Patronio  siguió- pues esto era un perro al que su dueña le acariciaba todo el día. El burro los miraba siempre, envidioso de tanto amor que el perro recibía y él no. Cansado de que pasase, masculló entre dientes: "yo sobre mi regazo leña y harina les traigo desde la aceña, y mas no me premian con nada. Voy a ir hasta allí, me pondré a dos patas, y jugaré con mi dueña, igual que hace el perro". Rebuznando lo más alto que podía salió del establo, y como un loco fue hasta la sala en la que se encontraba el ama. Cuando el burro puso las patas en los hombros de la ama, esta empezó a gritar. Los siervos, al oir los gritos, fueron corriendo con palos hasta donde estaba la propietaria de la casa. Al llegar, empazaron a darle con los palos al burro, hasta que estos se rompieron sobre su cuerpo. Señor conde Lucanor, no haga usted lo de este burro, no vayas directamente al rey, si no que obres bien hasta que el rey te premie.
El conde Lucanor le hizo caso, y le fue bien la vida. Como don Juan comprendió que esta fábula era buena, la puso en esta hoja y escribió una frase en la que refleja la moraleja:
SI TIENES ENVIDIA DE LO QUE UNO HACE O RECIBE, NO HAGAS LO QUE ÉL, SI NO LO  QUE TE CORRESPONDE A TI HASTA QUE TE PREMIEN.